jueves, 26 de abril de 2012

¡ LLámalo y que se presente !.-

Madre nuestra de Loreto
que controlas nuestros vuelos,
que gobiernas nuestras naves
por los venturosos cielos,
que al intrépido sosiegas
y al temeroso das fe,
que al extraviado das rumbo
y al que yerra le corriges,
que al indeciso aconsejas
y al atrevido diriges.
Por el gran amor que emanas
te dirijo esta oración,
fuerte grito que hoy exhala
mi ardoroso corazón.

Por aquellos que se fueron
yo te pido Madre mía,
por todos los que cayeron
sin pensar que era su día,
por aquellos compañeros
que felices y contentos
abandonaron el suelo,
sin tener el pensamiento
de que la negra guadaña
ellos iban a encontrar,
que confiados y alegres
se enfrentaron con empeño,
al siempre arriesgado y bello
combate entre pilotos,
adentrándose en lo ignoto
para jamás regresar.

Por aquellos camaradas
que en las nubes, siempre grises,
se sintieron muy felices
seguros de su destreza,
y entre el polvo y la maleza
dejaron sus cuerpos sanos,
en la palanca, la mano,
¡y el alma volando al cielo!
para buscar el consuelo
de Tu sublime belleza.

Porque a todos, desde entonces,
a Tu lado hayas llevado,
y si alguno no ha encontrado
el camino que a Ti lleva,
¡no le abandones Doncella!
¡¡llámale y que se presente!!
que murió como un valiente,
que buscando va una estrella:
la estrella de Bien y Paz
que hoy España necesita,
la estrella siempre bendita
de una Nación sin maldad,
la estrella que ya jamás
sus ojos verán brillando,
la estrella que va clamando
¡¡Patria, Dios y Libertad!!

General del Ejército del Aire Enrique Sacanell Ruiz de Apodaca. 




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