martes, 9 de julio de 2013

Necesaria cooperación.-

Siempre he defendido la necesaria cooperación entre la industria de defensa y el Estado a la hora de proveer de material a las Fuerzas Armadas. Una acertada simbiosis entre ambos no solo conlleva interesantes réditos económicos que avalan por sí solos el crecimiento del bienestar general y el desarrollo social e intelectual de un país como nación soberana, si no que permite sinergias operativas que representan claras y evidentes ventajas a la hora de mejorar el material disponible.

Un claro ejemplo de esto ha ocurrido en Australia con los contratos de apoyo y mantenimiento al C-130J Hércules y otras aeronaves militares de las ADF. Dichos contratos han sido reestructurados con el fin de fomentar la colaboración entre el Ministerio de Defensa y los socios de la industria armamentística en aras de mejorar el ciclo de vida de los diferentes sistemas de armas.


En 2011, Australian Aerospace, que se ocupa del apoyo técnico de mantenimiento y sostén a lo largo del ciclo de vida de los Hércules australianos, se vió obligada a consecuencia de esto a revisar los datos de fiabilidad de la flota, algo para lo que fue necesario contar con la experiencia operativa del resto de operadores y clientes internacionales del Hércules.

Como resultado de ello, la empresa realizó una revisión profunda de las tareas de mantenimiento que realizaba y la secuencia temporal en que dichas tareas eran llevadas a cabo. Posteriormente, y a la vista de los resultados analíticos obtenidos, Canberra dió la autorización para que Australian Aerospace aumentase los intervalos de servicio de 30 a 38 semanas, algo que extendía el ciclo completo de mantenimiento programado de 480 a 608 semanas.

En definitiva, la consecuencia final de los cambios en el programa de mantenimiento de la flota total de 12 C-130J, es que esta ha aumentado su disponibilidad un 8%, lo que en la práctica supone para la Real Fuerza Aérea Australiana el contar de forma general con un aparato más en un momento dado, de los que contaba antes de efectuarse la reestructuración del contrato.

Australia ha venido operando el C-130J desde 1999, y su Fuerza Aérea dió de baja el año pasado los últimos C-130H que volaban desde 1978. Han tenido que pasar unos cuantos años para que se diesen cuenta de la situación. Quizás este ejemplo sirva de ayuda para hacer entender a algunos la especial situación en la que España se encuentra con su futura flota de transporte, y la importancia de que el país sea productor y cliente final de dicha flota. Con todas las pegas que se quieran y más.

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